Por Ricky Vázquez
Los entrenadores siempre buscan lo mejor para sus equipos, y es fácil desde la comodidad de una computadora o un celular creer que tenemos una visión más clara de lo que pretenden de sus jugadores.
Sin embargo, el fútbol es un deporte complejo, lleno de matices y sorpresas, donde a veces las decisiones obvias no son tan evidentes en el terreno de juego, enfrentando al rival.
En esta columna, quiero respaldar a los tres estrategas de nuestros clubes principales: Guillermo Farré, Javier Gandolfi y Diego Dabove. Cada uno de ellos tomando decisiones arriesgadas en pos de los mejores intereses de sus equipos.
Comencemos con Farré, quien enfrentó a un rival aparentemente débil, se confirmó con el resultado, optó por imaginar un equipo ofensivo, de buen pie. A pesar de que no se vio reflejado en la cancha en la primera mitad, tuvo la valentía de modificar su enfoque con variantes en el descanso.
A veces, es necesario pensar más en lo propio que en lo ajeno, y no deberíamos tildar a un estratega de defensivo cuando la situación lo requiere porque de acá en más cuando el equipo no funcione se quejarán del ingreso de Rolón que demostró dar más equilibrio ante que ser más defensivo.
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Por otro lado, Gandolfi desafió las expectativas al alinear tres centrales para enfrentar a un equipo con una ofensiva temible. Esta táctica no solo buscaba mejorar la defensa, sino que también intentaba brindar la posibilidad de adelantar a laterales como Riveros y Benavidez, que se sienten cómodos yendo al ataque.
A pesar del poco tiempo de trabajo debido a la seguidilla de partidos, Gandolfi buscó cambiar algo que clamaba por una intervención, demostrando audacia y adaptabilidad.
El sistema utilizado fue el favorito de un tal Gallardo en su exitoso ciclo por River. Es cierto que quizás no sea necesario mantener la línea de cinco ante Barracas el próximo lunes, pero su decisión inicial fue valiente.
Finalmente, Dabove fue objeto de críticas por su enfoque “defensivo” en el clásico ante Talleres, donde sabía que no podía permitirse una derrota.
Afortunadamente, su estrategia fue respaldada por un impresionante triunfo ante Colón, consolidando lo logrado en el clásico. Es probable que repita su enfoque en el próximo enfrentamiento ante Independiente, demostrando que siempre busca sumar para el equipo.
En resumen, debemos respaldar a los entrenadores, ya que trabajan incansablemente para alcanzar la victoria o en el mejor de los escenarios un resultado que los acerque al objetivo porque no se puede ganar todos los partidos.
Si bien es importante que los hinchas expresen su apoyo, también es crucial ejercer la paciencia. En última instancia, los entrenadores son los primeros en querer ganar y están dispuestos a tomar decisiones determinantes en su búsqueda por el éxito.
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