Para llegar a la final de la Copa Argentina, Boca debió sortear a dos rivales de categorías inferiores en las rondas iniciales. Primero se enfrentó con Claypole, equipo que acababa de ascender a la Primera C y que se la hizo muy complicada. Tras arrancar perdiendo, el conjunto que dirigía Miguel Ángel Russo debió hacer mucho esfuerzo para quedarse con la victoria que finalmente terminaría consiguiendo, por 2 a 1, gracias a los tantos de Sebastián Villa y Gonzalo Maroni.
En la ronda siguiente, el Xeneize si pudo hacer valer la diferencia de categoría y derrotó 3 a 0 a Defensores de Belgrano con tantos de Mauro Zárate (2) y Emmanuel Mas, dos futbolistas que ya no están.
Tras el receso por Copa América llegó el turno de disputar los octavos de final y el rival fue, nada más y nada menos, que River. En una fría noche en La Plata, carente de emociones y buen fútbol, Boca volvió a eliminar al River de Marcelo Gallardo por penales. Fue 4 a 1 tras igualar sin goles en los noventa minutos. Agustín Rossi le detuvo su penal a Julián Álvarez y en el Xeneize anotaron todos: Marcos Rojo, Juan Ramírez, Cristián Pavón y Carlos Izquierdoz. Desahogo superclásico y boleto a cuartos.
Ya con Sebastián Battaglia en el banco tras el alejamiento de Miguel Ángel Russo, Boca se vio las caras con Patronato y tras un pobre encuentro, volvió a definir su clasificación desde los doce pasos. Al igual que contra River, Rossi fue figura y le dio la chance al Xeneize de meterse en semifinales.
Pese a seguir en deuda desde lo futbolistico, el conjunto de la Ribera superó a un díficil escollo como Argentinos Juniors y se clasificó a la cuarta final de Copa Argentina de su historia. En un encuentro cerrado, Luis Vázquez anotó el único gol del partido en Mendoza.
