Ni 160 millones de euros ni 180.000.000 ni 200.000.000, ni un agregado del recientemente adquirido Eduardo Camavinga al Stade Reims, justamente rival de PSG en el debut de Messi del pasado domingo, movieron la estantería de los dueños qataríes de la entidad francesa, cuyo único objetivo es contar con el tridente Mbappé, Neymar y “Lío” para ir por la Liga de Campeones que empezará el 15 de septiembre.
Claro que Mbappé finalizará su contrato con PSG en junio de 2022, por lo que el primer día de enero del año próximo podrá negociar con cualquier club para irse gratuitamente, y allí Real Madrid aparecería otra vez como primera opción.
A primera hora del día el pesimismo ya reinaba en Madrid, donde se asumía que los jeques del PSG no querían vender a su estrella en pleno proceso de escalada publicitaria tras la contratación de Messi.
La única posibilidad era que el brasileño Leonardo, director deportivo del conjunto francés que había abierto la puerta a Mbappé a mediados de semana, encontrara un sustituto de fuste en el mercado como por ejemplo el delantero noruego Erling Haaland, del Borussia Dortmund alemán, o hasta del recomendado de Neymar, su compatriota Richarlison, del Everton inglés.