Por Ricky Vázquez.
Muchas veces decidimos no pensar lo que en definitiva es inevitable. Argentina sabe bien que este mundial es el último en el que Messi puede marcar una diferencia importante, quizás tenga edad para llegar al 2026 pero seguramente el desgaste físico que genera una competencia tan importante con partidos tan seguidos sea difícil para que pueda el 10 seguirle el ritmo.
Será el quinto mundial para Messi y todos con sabores muy diferentes. Desde Alemania 2006 con Pekerman siendo un pibe a quién era muy difícil de generarle responsabilidad, en Sudáfrica 2010 con Maradona en el banco que ayudaba a absorber la presión pero con un proceso muy irregular que terminó de la peor manera con la goleada de Alemania. Brasil 2014 hasta acá fue lo que pudo ser y no sucedió pero que le permitió a Messi saber que no es imposible. Incluso fue el mundial en el que definitivamente el 10 eliminó aquellos que tenían dudas sobre su rendimiento en la selección Argentina.
Por ser subcampeón del mundo, en Rusia 2018 fue el más mimado por todos los argentinos en cada momento aunque el proceso otra vez fue caótico que se inició con la muerte de Julio Humberto Grondona y repercutió fuerte en la selección con Martino, Bauza y Sampaoli, quien además terminó en el mundial casi sin dialogo con sus dirigidos.
Ahora en Qatar llega la gran posibilidad, con la presión reducida por haber sido al menos ya campeón de América con la selección, Argentina tiene un equipo y más allá que sus integrantes juegan la mayoría en clubes importantes no son las estrellas que en otros momentos nos generaban la sensación de ser campeones sin jugar. Seguramente será el último mundial de Messi y que sea como todos lo soñamos.
