El conjunto albiceleste, que había alcanzado meterse entre los cuatro mejores del certamen tras derrotar en forma ajustada a Sudáfrica (19-14), se medirá con su par de Gran Bretaña, por la medalla de bronce, a partir de las 5.30 de este miércoles (hora argentina).
La definición por el título será protagonizada por Islas Fiji (campeón olímpico vigente tras alcanzar el oro en Río de Janeiro) y Nueva Zelanda, que arrasó a los británicos por 29-7, en la primera semi.
En el estadio Olímpico de la capital japonesa, el equipo argentino salió a jugar disminuido por las ausencias del cordobés Gastón Revol por expulsión y de Matías Osadczuk, quien sufrió una rotura de ligamentos cruzados en su rodilla izquierda. Así, de este modo, Rodrigo Isgró y el cordobés Lautaro Bazán Vélez asumieron los lugares titulares en el elenco de Gómez Cora.
Los fijianos, que habían doblegado a Australia por 19-0 en el duelo de cuartos, asumieron la iniciativa con sus argumentos conocidos: potencia en los duelos individuales y capacidad para desprenderse rápido cada vez que el balón llegaba a las manos de sus jugadores.
Así, el elenco fijiano se adelantó 12-0 en la pizarra, con sendos tries de Sireli Maqala y Meli Derenalagi, con una conversión aportada por Napolioni Bolaca.
Entonces, Los Pumas ‘7 reaccionaron y ganaron la supremacía en dos salidas consecutivas, para vivir “su momento” del lance, que derivó en tries del veloz Marcos Moneta (entrando por el centro y no por los costados como suele hacer) y del intuitivo Ignacio Mendy, ambos convertidos por Santiago Mare. Esa ráfaga en el cierre le permitió a la Argentina irse 14-12 arriba al descanso, aun cuando la sensación de desarrollo desfavorable fue lo que predominó en esos 7 minutos iniciales.
El segundo período, en cambio, mostró una faceta más lógica, con la escuadra de Oceanía presionando cada vez que tenía el balón el adversario y forzando las equivocaciones de Los Pumas ‘7.
Lo cierto es que en el segundo período, Islas Fiji consiguió dos tries más, con sus respectivas conversiones, y decoró un triunfo más que lógico ante una Argentina, que ya había entregado todo desde lo físico.