Entre medio de las idas y vueltas por donde será la sede de la Copa Libertadores, si es que se puede jugar, salió Uruguay a tomar la delantera. El gobierno, hoy conducido por Lacalle Pou, tiene menos de mil contagiados de coronavirus y cree poder recibir al campeonato más importante de América.
Tanto el presidente de Conmebol, Alejandro Dominguez, como otros dirigentes quieren reactivar nuevamente el fútbol y que vuelva la Libertadores, por lo menos esa es la intención. Minimamente para esto deben estar en funcionamiento las 10 ligas del continente y la situación del virus controlada, para esto la organización evalúa cambiar de sede.
En medio del revuelo Uruguay se candidatea para recibir a 32 equipos, como un mundial, y poder albergar la copa en tierras charrúas. Claro que hay un sentido mayor ya que el presidente ve esto como una forma de reactivar la economía
