Por Ricky Vásquez.
En Córdoba esperábamos con cierta seguridad que el Kempes fuera elegido para uno de los partidos de la Selección Argentina campeona del mundo de Qatar 2022. Los argumentos eran irreversibles: La provincia que está cerca de todas las demás, un estadio con 57.000 lugares, mejor capacidad hotelera en la ciudad junto a los servicios por ejemplo de gastronomía y conexiones aéreas con muchas localidades sin necesidad de pasar por el Aeroparque metropolitano de la Ciudad de Buenos Aires.
En Santiago del Estero se jactaban, con mucho orgullo por cierto, ser quizás el primer estadio de la Argentina que cumplía con todos los requerimientos FIFA. Entre ellos el contar con butacas en el 100% de sus tribunas, pero ahora se dieron cuenta que les quedó chico entonces no tuvieron mejor idea que empezar a sacar butacas en busca de ampliar la capacidad. Butacas que por cierto seguramente no volverán a ser colocadas y vaya uno a saber donde terminan. Butacas que por cierto son muy costosas y se pagaron en su momento con plata del estado provincial.
No hay dudas, cuando las cosas no tienen que ser no es necesario exigirlas más allá. Si Argentina llega a organizar finalmente el mundial 2030 tendrá que poner butacas en todas las tribunas de los estadios que sean sede, aunque sea solo por el torneo como paso en el mundial juvenil 2011 en la cancha de Vélez porque los demás estadios no habilitaron las tribunas sin butacas por orden de FIFA. Eso sí, el Kempes con butacas 100% quizás quedaría cerca de 47.000 localidades y por eso se debe estar pensando en una ampliación pero con la seguridad que será sede el estadio sino no tiene sentido.
