A partir del primero de mayo, se prevé una nueva actualización del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL), que afectará los precios de la nafta y el gasoil en al menos un 8%. Esta medida, impulsada por las principales petroleras como YPF, Shell, Axion y Puma Energy, busca ajustarse a la inflación, así como a la devaluación mensual del 2% impuesta por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y a la tendencia de los valores internacionales en el sector.
No obstante, el Gobierno contempla la posibilidad de aplicar este incremento del 8% en dos tramos, distribuidos entre mayo y junio, con el fin de evitar una mayor presión sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec. Sin embargo, la decisión final estará condicionada por la evolución del indicador en los meses de abril y mayo, una vez resueltos los traslados pendientes del año anterior.
Vuelven los interurbanos este martes pero habrá otro paro de 48 horas en la semana
Esta medida se enmarca en el contexto de un proceso de “sinceramiento” en los precios regulados, iniciado en diciembre pasado. Lo cierto es que desde mediados de 2021 hasta febrero de este año, el ICL estuvo congelado, y su actualización trimestral se basa en la inflación de 2021 y 2022, según lo dispuesto por la Secretaría de Energía. Se espera que esta medida genere un incremento del impuesto de monto fijo, elevándose desde $132 por litro a $202, lo que representa un aumento del 53%.
En este escenario, organismos como el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) y la consultora Economía y Energía proyectan un aumento significativo en el costo de los combustibles, con incrementos que oscilan entre el 7,2% y el 8,3%, dependiendo de la región. Para el mes de julio podría haber un aumento adicional del 51,6% según la inflación del primer trimestre de 2024, según lo mencionado por el Iaraf.
