Por Ricky Vázquez:
El sentido de pertenencia en el fútbol es una fuerza poderosa, capaz de impulsar a entrenadores y jugadores a sobrellevar momentos difíciles con una determinación que va más allá de los resultados en el campo de juego. Guillermo Farré, director técnico de Belgrano, encarna esta devoción hacia el club de una manera excepcional, y su continuidad al frente del equipo no se puede entender plenamente sin comprender este vínculo profundo que tiene con la institución.
Cuando Farré expresó que, de haber sido otro club, ya se habría ido, reveló una verdad fundamental sobre su relación con Belgrano. Su arraigo es tal que supera las dificultades y desafíos propios del mundo del fútbol. A pesar de las críticas y los momentos adversos, tanto él como su asistente Franco Peppino demuestran un compromiso inquebrantable que va más allá del mero deseo de victoria. Es un lazo de pasión y entrega hacia los colores que los impulsa a seguir luchando.
El entendimiento de Farré sobre la dinámica del equipo y la relación con la hinchada es profundo. Reconoce que en momentos de adversidad, como los recientes reproches hacia algunos jugadores anoche ante Defensa y Justicia, el foco se desplaza hacia ellos, en lugar de dirigirse directamente al entrenador. Esta comprensión es clave en su perseverancia; comprende que cambiar de técnico no resolvería los problemas que hoy muestra el equipo más allá de lo que se dice en el fútbol con respecto a “descomprimir”.
La determinación de Farré trasciende los resultados inmediatos. No busca una salida fácil ante los desafíos actuales. Su objetivo va más allá de evitar una salida “por la puerta de atrás”. Quiere ser recordado por su dedicación y compromiso a lo largo de los años, no por momentos fugaces de dificultad. Su deseo de sacar al equipo de la crisis y dejarlo en un mejor estado del que le toca atravesar en el arranque de 2024, habla del profundo respeto que tiene por la historia de Belgrano.
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Es comprensible que las opiniones sobre su continuidad estén divididas. Siempre es más fácil juzgar desde afuera que comprender las complejidades internas. Sin embargo, en la luz del compromiso y el sentido de pertenencia, queda claro que la permanencia de Farré como técnico de Belgrano es un tributo a su amor por el club y al reconocimiento de la dirigencia hacia su legado en el Barrio Alberdi. Su historia con Belgrano continúa, guiada por una pasión que trasciende los resultados del campo de juego por más que en definitiva serán los que manden.
