Francisco Cerúndolo sumó este viernes la primera victoria de su carrera en la Caja Mágica, desatando un golpe tan respetado como temido en el vestuario. La derecha del sudamericano, uno de los tiros más formidables sobre el polvo de ladrillo, despertó en el ATP Masters 1000 madrileño, donde promete recuperar terreno camino de los estadios principales.
El No. 22 del ATP Rankings apartó a su primer rival en un partido con dos caras completamente diferentes, batiendo por 6-2, 7-6(5) al húngaro Fabian Marozsan en la Pista 6. Allí, con la vista del Estadio Manolo Santana como telón de fondo, el argentino terminó ganando a los puntos un duelo en el que apenas había cedido cuatro juegos.
“Venía haciendo un gran partido, uno de los mejores que he jugado en el año”, confirmó Cerúndolo, completamente ajustado a las condiciones de Madrid. “Lo tenía muy controlado, 6-2, 5-2 y saque. Tuve match points con los dos turnos de servicio y no lo logré cerrar. Él empezó a arriesgar más cuando capaz se veía que lo tenía perdido, le empezaron a entrar un par de esas arriesgadas que tuvo. Tuve dos match points en esos dos games que saqué, eso te puede desmoronar un poco, te baja. Pero por suerte lo pude cerrar en el tiebreak. Creo que había hecho un gran partido”.
Fran a tercera ronda 💪🏻🇦🇷
— Argentenista (@argentenista) April 26, 2024
Hace un rato Fran Cerúndolo🇦🇷 venció a F. Maroszan🇭🇺 en sets corridos.
Irá contra el ganador entre Tommy Paul🇺🇸 y Lukas Klein🇸🇮 pic.twitter.com/gU6EcHKoK2
En una de las canchas que componen el Tennis Garden del evento madrileño empezó a florecer un golpe hasta ahora enterrado en la capital española. La derecha de Cerúndolo, un tiro que hace retroceder a medio vestuario, encuentra en los más de 600 metros de altitud un hábitat ideal para sembrar el temor. Un golpe de curva similar ayudó a Rafael Nadal a conquistar cinco ediciones del torneo y ese tiro promete convertir al argentino en una figura complicada de detener en los próximos días.
“Hoy he tenido seguridad con este golpe, los años anteriores la verdad que no”, reconoció Fran, que desmontó por completo el juego vertical de Marozsan, capaz de tomar la media pista con una facilidad absoluta. “Había venido dos años antes y nunca había logrado ganar un partido. Había perdido las dos veces en primera. Hoy gané, estoy en tercera ronda y ojalá esto me ayude, en un lugar donde corre la pelota, donde pica. Ojalá pueda controlar mi derecha y sea buena”.
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Los elogios a su derecha
Los comentarios sobre este arma no son extraños en el vestuario, donde este golpe encuentra un lugar especial al competir sobre arcilla. El argentino, que este año escaló hasta las semifinales de Río de Janeiro y atrapó al menos un set en todos sus partidos de tierra tras cruzar el Atlántico, es consciente del efecto que produce un arma sensacional.
“Que se comente que un golpe tuyo es muy imponente a uno mismo le da confianza”, explicó el argentino. “En mi caso es la derecha. Cuando salgo a una pista sé que no me van a dejar jugar por el revés, no van a permitir que yo pegue cómodo desde la derecha para no desequilibrarlos a ellos. Es algo que me da confianza a mí y que trato de utilizar a mi favor”.
En su primer partido en Madrid el tiro tuvo un efecto devastador. Apenas una hora había bastado al argentino para partir en canal los planes de su adversario, sometido por una pelota incontrolable.
“Fue algo que se fue dando conforme empecé a crecer, es un proceso de años. Cuando era chico no tenía un gran golpe. Se fue dando a lo largo que comencé a crecer, cuando tenía 17-18 años”, relató Fran. “Una vez me empecé a inclinar por ese golpe me gustó mucho ver a jugadores como Fernando González o Juan Martín del Potro. Creo que les tenía como. Es mi fuerza, mi golpe potente, el punto fuerte dentro de mi juego. Tengo que intentar imponer mi derecha, tratar de pegar el mayor números de golpes posibles, sean winners o suficiente para llegar a desparramarlos”.
