Por Ricky Vázquez
En momentos cruciales del fútbol argentino, se desatan una serie de especulaciones y análisis que a menudo carecen de contexto y sentido, especialmente cuando no favorecen a los involucrados directamente. Esto se evidenció en el pasado reciente, cuando River y Boca se enfrentaron a Racing e Independiente respectivamente.
En aquella ocasión, Boca se coronó campeón gracias a una atajada de Armani a un penal de Racing, a pesar de saber que Independiente le estaba ganando a Boca, lo que pudo haber privado a su eterno rival del título. Este ejemplo ilustra cómo a veces los resultados no benefician a todas las partes.
Hoy, en el grupo de Talleres, Barracas Central y Argentinos Juniors, surge una situación similar. Si empatan en su enfrentamiento, ambos clasificarán para los cuartos de final, situándose entre los ocho mejores del campeonato.
Esto va más allá de la hidalguía deportiva; implica inteligencia estratégica. Empatar asegura la clasificación para ambos, y en un futuro enfrentamiento, en caso que el camino hacia el título los vuelva a cruzar deberán ahí si o si vencerse para seguir o ser campeón eventualmente.
Ser inteligente no implica falta de profesionalismo ni autoengaño. El tiempo revelará si esta estrategia fue acertada. Analizando los resultados mañana, veremos si tomaron decisiones acertadas o erróneas.
Como siempre se dice, en retrospectiva todo es más claro, y lo que beneficia a uno puede ser distinto a lo que beneficia a otro. En este caso, el empate abre puertas hacia el futuro para ambos equipos.
