Luego del antecedente de 2012 en donde Roger visitó por primera vez a Argentina en un humilde escenario montado en Tigre, Buenos Aires volvió a disfrutar del Reloj Suizo, esta vez con un contexto totalmente distinto.
La renovada sede de Parque Roca fue el lugar ideal para que Su Majestad desarrolle su talento. Banderas de Uruguay, Perú, Venezuela, Paraguay, Bolivia y Suiza decoraron las tribunas repletas que no cesaron en ningún instante de corear el nombre del mejor tenista de la historia.
Si bien todos esperaban un triunfo del Suizo, su juego con la tribuna posando para las cámaras, sus bailes entre set y set, su improvisación sobre el recordado gesto del Topo Gigio que popularizó Juan Román Riquelme en sus días en Boca y hasta un saludo de Maradona hicieron de este evento un espectáculo de nivel Internacional.
Las palabras del mejor futbolista de todos los tiempos cargaron de emoción al mejor singlista de la historia. El resultado adverso ante Zverev en esta exhibición fue una muestra de lo que irremediablemente pronto sucederá. Su Majestad abdicará al trono. Y todos lloraremos en su despedida.
