Uno de los problemas más sensibles del próximo mundial tiene que ver con el choque cultural de un mundo que avanza a toda velocidad hacia una globalización que derribe barreras, fronteras y hasta religiones. Hoy en todo el mundo se celebra el día internacional del orgullo LGTBIQ+ porque el 28 de junio de 1969 en un bar de Nueva York se produjo la primera acción para rebelarse por parte de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, intersexuales, queers contra un sistema político que por entonces avalaba la discriminación, persecución, hostigamiento y violencia sistemática contra la comunidad.
Poco a poco se fue generando marchar por todo el mundo. En Argentina la primera marcha fue en 1992 bajo el lema “libertad, igualdad y diversidad” con más de 300 personas, muchas de ellas ocultando su rostro por temor a ser identificados increíblemente. Con el tiempo la sociedad en general avanzó muchísimo pero aún resta otra cantidad de fuerza similar a la que se hizo hasta hoy. Orgullo como respuesta a la vergüenza que se pretendió hacer sentir a las personas por el sólo hecho de ser diferentes.
Qatar será como volver al pasado y tristemente servirá como aprendizaje de donde estaríamos sin avanzar como sociedad. Nasser Al-Khater, de la comisión que organiza la copa del mundo, manifestó: “La persona que luzca la bandera LGTBIQ+ en la próxima copa del mundo será arrestada de 7 a 11 años”. Y agregó: “Qatar es un país islámico y, por eso, se debe respetar su religión, creencia y cultura”. Veremos que sucede en el mundial.
