Talleres: El ADN de juego debe adaptarse al contexto

Ribonetto protegió la primera victoria de su era a pesar de algunas críticas por la manera

Por Ricky Vázquez:

En un mundo donde el ADN histórico y lo que se pregona habitualmente parecen ser la brújula que guía nuestras acciones, resulta desafiante ir en contra de la corriente. Esto es especialmente evidente en el universo del fútbol, donde los resultados son el faro que ilumina el camino, sobre todo en estos tiempos recientes y, particularmente, en el mundo Talleres.

En el fútbol argentino, la presión por obtener resultados es palpable. No hay proyecto sin resultados, esa premisa está grabada a fuego en la mente de cada jugador, entrenador y aficionado. Y fue Walter Ribonetto quien nos mostró, desde su toma de decisiones dentro del campo de juego, la importancia de esta máxima. A lo largo de los años, se presencia el ir y venir de entrenadores y circunstancias que, aunque no siempre coincidan con los gustos del hincha, ponen de manifiesto la cruda realidad: el resultado importa, y mucho.

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Tomemos el último partido de ayer por ejemplo. Tras un primer tiempo lleno de oportunidades desperdiciadas, fue el gol de Portillo el que otorgó la ventaja merecida antes del descanso. Y aquí es donde entra en juego la decisión de Ribonetto de cuidar el resultado. Más bien a los 17 minutos del complemento. Algunos podrían preguntarse qué hubiera pasado si Huracán hubiera logrado empatar. Pero la verdad es que el empate nunca llegó, y no fue por casualidad. Huracán apenas generó ocasiones de gol, gracias en parte a la sólida defensa de Talleres, que supo contener un ataque incipiente con una táctica inteligente, desplegando más hombres en la retaguardia.

Es importante comprender que en el fútbol, como en la vida misma, no siempre poner más jugadores en ataque significa ser más ofensivo, ni poner más defensores significa ser más defensivo. A veces, la clave está en encontrar el equilibrio justo, como lo hizo Talleres en este encuentro sabiendo que quizás difícilmente volverá a tener situaciones de gol tan claras como las que había tenido en los primeros 20 minutos de partido.

Entiendo que ir en contra del paladar histórico del hincha puede resultar complicado, pero en torneos como la Copa de la Liga, donde cada punto cuenta y el tiempo es limitado, los resultados son la prioridad. En el inicio de un proyecto, con Ribonetto al mando, esto se vuelve aún más evidente. Por más que a algunos no les guste, el resultado está por encima de todo.

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Foto: Prensa Talleres.

Es hora de aceptar que en el fútbol moderno, la victoria es el objetivo principal, y los medios para conseguirla pueden variar siempre dentro de lo reglamentario. En un mundo donde el pasado y la tradición a menudo chocan con la necesidad de adaptarse y evolucionar, es fundamental entender que, en última instancia, son los resultados los que hablan más alto. Y Ribonetto lo entendió a la perfección.

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