Por Ricky Vázquez:
Pablo Vegetti, el delantero que ha conquistado el corazón de los hinchas celestes, llegó a los 60 goles con la camiseta pirata, pero anotó quizás el más importante de todos el último domingo. Los goles, especialmente aquellos marcados contra el eterno rival, son los que te catapultan a una dimensión futbolística distinta, una galaxia en la que nadie lo olvidará. Vegetti sabe también que si su gol hubiese significado la victoria aún tendría más valor, pero tiene todavía tiempo para conseguirlo.
El delantero fue responsable en gran parte del último ascenso conseguido la temporada anterior, pero marcar goles en los enfrentamientos contra el archirrival lo ha elevado a una jerarquía completamente distinta. Aunque es poco probable que logre alcanzar la cifra de Luis Fabián Artime, máximo goleador en la historia de la AFA y actual presidente del club con 94 goles, es innegable que cada gol que le anote a Talleres en el tiempo que le reste en Belgrano será clave para que la gente lo recuerde como un ídolo indiscutible.
Artime es recordado no solo por sus 94 goles, sino también por la cantidad de tantos que le convirtió a Talleres en los clásicos y sobretodo el primero cuando estaba lesionado en uno de sus brazos. Es precisamente esto lo que otorga a los jugadores el certificado de idolatría por parte de los hinchas. Si bien hay otros jugadores queridos por la hinchada, como el inolvidable “Picante” Pereyra, lamentablemente él tuvo escasos enfrentamientos contra Talleres. Por otro lado, está el caso de Campodónico, quien anotó menos goles, pero muchos de ellos fueron ante el eterno rival, lo que lo convirtió en un delantero recordado de manera distinta.
Cuando hablamos de la galaxia de los ídolos, nos referimos a aquellos jugadores que marcan goles en partidos trascendentales, enfrentamientos que la gente sabe que no puede ni quiere dejar pasar, especialmente cuando se trata del clásico. Y ni qué decir si ese partido es en la máxima categoría. El primer gol de Vegetti contra Talleres es el que más necesitaba el delantero para quedar en el corazón para siempre.
