Por Ricky Vázquez:
En el universo frenético del fútbol argentino, donde las decisiones se toman a ritmo de vértigo y la presión es moneda corriente, Talleres se encuentra en una posición distinta desde el triunfo de Central sobre River el sábado en el Kempes y ahora lo que le sobra es tiempo. El resultado ajeno en Córdoba eliminó la posibilidad de un desempate para Andrés Fassi y compañía, eliminando la ilusión de pelear por un título pero permitiéndoles disfrutar de un valioso margen para planificar el futuro del equipo.
La gran pregunta que se cierne sobre Barrio Jardín es: ¿En qué invertirán ese tiempo? ¿cuál será la prioridad? La elección del entrenador y la confección del plantel son los dos pilares fundamentales, pero, ¿cuál de ellos requiere una atención más inmediata?.
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La dirigencia, como es su costumbre, tendrá la última palabra en las contrataciones, pero la ventana de oportunidad para elegir al entrenador está abierta y no debería de apurarse abruptamente como hubiese sido si River vencía a Central. La premura por encontrar un conductor para el equipo puede ser tentadora, pero también peligrosa. La prudencia sugiere que la decisión sobre el próximo timonel no debe ser apresurada.
Sin embargo, un técnico necesita tiempo para impregnar su filosofía, para conocer a fondo a sus jugadores y para establecer una relación de confianza. Aunque el calendario oficial señala el último fin de semana de enero como la fecha del primer partido por los porotos, la preparación previa comienza mucho antes. La pretemporada no solo es física, sino también mental y táctica, y contar con un líder al mando desde el principio es invaluable.
Pero, por otro lado, la confección del plantel es un proceso que no puede esperar hasta el último minuto. La sabia mezcla de experiencia y juventud, la identificación de carencias en la plantilla actual y la búsqueda de refuerzos acertados son aspectos que requieren tiempo y dedicación. La dirigencia debe trabajar en paralelo, asegurándose de que el estratega entrante tenga una base sólida para construir su proyecto.
Talleres ya demostró su capacidad para trabajar mientras muchos de sus rivales descansan y disfrutan de vacaciones como sucede actualmente. Este mérito, sin embargo, ¿es suficiente por sí solo, o se potenciaría aún más con un entrenador a cargo desde el principio? La prudencia y la lógica del sentido común indican que, aunque el tiempo está de su lado, la premura en la elección del entrenador sigue siendo una urgencia en lo deportivo.
El presidente Andrés Fassi, con su experiencia y visión, será el encargado de encontrar el equilibrio adecuado. La elección entre invertir el tiempo en el entrenador o en los refuerzos es una dicotomía común en el fútbol, pero la respuesta, al final, determinará el rumbo de Talleres en la próxima temporada. El tiempo dirá si la estrategia fue acertada, pero una cosa es segura: el reloj sigue avanzando, y la hinchada de Talleres espera con ansias conocer el plan para el futuro y quienes lo llevarán adelante.
