Anahí Sosa: “Hay mucho tabú con el tema de la anorexia y la bulimia en la gimnasia rítmica”

Próxima a cumplir 38 años, la vida de Anahí Sosa sigue ligada a su gran pasión: la gimnasia rítmica. Durante su carrera participó de los eventos más importantes de su disciplina a nivel sudamericano e internacional, como por ejemplo el Campeonato Panamericano de Gimnasia de 2001, donde ganó la medalla de oro en el evento de clubes. Entre sus logros más destacados se encuentra la medalla de bronce conseguida en los Juegos Panamericanos de 2003 y las tres medallas de oro cosechadas en los Juegos Sudamericanos de 2006.

A pesar de haberse retirado de la actividad profesional hace tiempo, en la actualidad se desempeña como profesora y coordinadora de gimnasia rítmica, donde se encarga de formar nuevas atletas. Respecto al impacto de la pandemia en su trabajo, Anahí opinó: “Nos agarró la pandemia justo cuando empezaba la parte más fuerte del entrenamiento. Tuve que adaptar los entrenamientos a las posibilidades de las chicas, adaptándonos a los trabajos por zoom. Lo primero que hacía era charlar con ellas y contenerlas. Fue un desafío como entrenadora y un trabajo complicado”.

Anahí también se refirió a los grandes cambios que sufrió su vida luego de su alejamiento de la gimnasia rítmica profesional. “El momento de mi retiro fue un momento bisagra, es el impacto del día después de decir: ‘que hago con estas 9 horas en mi vida. Es un proceso de adaptación, cuando sos deportista de alto rendimiento vivís entrenando, estás dentro de una burbuja”. Además, confesó la estricta forma de vida que llevaba cuando competía. “Yo era extremadamente obsesiva con la comida. Era tan rígida que ni en mi cumpleaños, ni en Navidad, ni en Año Nuevo me salía de mi dieta. Los fines de semana no salía con mis amigas porque trataba de descansar. Tenía una cabeza muy centrada en lo que hacía, pero no lo sufrí porque era mi elección”.

Respecto a la gran exigencia física que requiere su disciplina y los cambios que hubo con el paso del tiempo, la cordobesa opinó: “En la actualidad se puede adaptar el cuerpo, hay mujeres que compiten más grandes”. “Se apunta más a que la gimnasta tenga cuerpo de mujer y no de niña. En la década del 90 las gimnastas tenían el físico de una nena de 15 o 16. Me encanta que puedan mostrarse como mujeres y que muestren esa madurez”.

También desmintió el mito que vincula a los trastornos de desorden de alimenticio con la gimnasia rítmica: “Estas enfermedades tienen que ver con un tema de contención y no con el deporte, existe mucho tabú. La bulimia y la anorexia se puede dar en chicos y chicas y es necesario acompañarlos y ayudarlos”.

Por último, analizó el presente de la gimnasia rítmica en el país. “El deporte es muy nuevo en Argentina, no hay espacios para competir profesionalmente. A pesar de eso, hay camadas que prometen muchísimo. A nivel sudamericano fuimos mejorando mucho en el medallero”.

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