Los espectadores podrán alinearse al lado del camino, pero no podrán celebrarse eventos donde sea el fin del recorrido diario que solía antes celebrarse con ciudadanos del lugar.
“La situación de la infección variará de una región a otra, tenemos que tenerlo en cuenta y será muy importante aplicar un enfoque meticuloso”, declaró a la prensa la presidenta de Tokio-2020, Seiko Hashimoto.
La llama olímpica partirá desde Fukushima para trazar un paralelismo de reconstrucción de los Juegos Olímpicos como ese lugar fue para Japón luego del terremoto, tsunami y catástrofe nuclear de 2011 en el noroeste del país.
Dentro de las consignas para la gente que quiera asistir al paso de la antorcha olímpica, será obligatorio el uso de la mascarilla y podrá aplaudir, pero no gritar además de mantener la distancia social.
A diferencia de otras ediciones de esta celebración previa a los juegos en el país anfitrión, el recorrido se irá conociendo casi al momento para evitar aglomeraciones. “No intentamos desanimar a la gente”, pero “lo más importante es evitar tener zonas abarrotadas”, declaró Teruhiko Okada, director ejecutivo para el relevo de la antorcha.
El relevo debe pasar por las 47 prefecturas de Japón, pero algunas se oponen. Tatsuya Maruyama, gobernador de la poco poblada Shimane (oeste), ha advertido que podría cancelarlo si la situación del coronavirus no mejora, según la prensa local.
El relevo de la antorcha finalizará el 23 de julio cuando ingrese al estadio Olímpico para encender el pebetero que mantiene el fuego de los juegos encendido durante su celebración.
